top of page

¿De verdad nos estamos “haciendo viejos”… o apenas estamos empezando?

  • 2 oct
  • 4 Min. de lectura

Cumplir años es como escuchar el eco de la vida recordándonos que seguimos aquí, en este cuerpo, en este tiempo, en esta experiencia irrepetible. Pero te confieso algo: cuando digo “cumplo años” no me siento vieja, ni siquiera me siento más grande. Me siento agradecida.

Agradecida porque cada año ha traído momentos que me rompieron, otros que me hicieron crecer, y todos, absolutamente todos, han sido necesarios para que hoy pueda mirarme al espejo y decir: “mi vida ha sido perfecta”. No perfecta porque haya sido fácil, sino perfecta porque incluso lo duro me llevó a buscarle sentido a lo que hago, a dejar de mirar afuera lo que hacían los demás, y a empezar a mirar hacia adentro: mis pasos, mis logros, mi propio camino.

El ritual de cada año

Hay una tradición que repito sin falta en cada cumpleaños: hacer mi vision board. Primero reviso qué logré en el año que pasó, qué pasos di hacia la mujer que quiero ser, y después formulo el siguiente capítulo. Ese pequeño ritual me recuerda que no hay edad para soñar ni para planear; que mientras haya vida, hay camino por escribir.

Y eso me conecta con una pregunta poderosa que hoy quiero lanzarte a ti:

👉 ¿Qué haces tú el día de tu cumpleaños? ¿Lo vives como una fiesta más, como un recordatorio de lo que no lograste… o como un punto de partida hacia lo que aún puedes crear?

¿Qué significa realmente “hacerse viejo”?

Cuando pienso en envejecer, no lo veo como un peso. Claro, hay un hecho ineludible: nuestro cuerpo cambia, envejece, y eso es real. Pero para mí, hacerse viejo es 100% mental.

He descubierto que cada etapa de la vida trae consigo un misterio que se va desvelando solo si elegimos disfrutarla. Y ahí está el poder: decidir si vemos el paso del tiempo como un enemigo que nos roba la juventud o como un aliado que nos regala nuevas perspectivas.

La cultura europea me ha mostrado que se puede envejecer activo. La cultura latina me ha mostrado que se puede envejecer feliz. Y yo quiero sumar ambas visiones: activa y feliz.

El futuro que imagino

Si cierro los ojos e imagino a la Clem de 10 o 20 años más, la veo disfrutando cada día, moviéndose, experimentando cosas nuevas, viajando, conociendo lugares, probando deportes, riéndose de la vida. La veo rodeada de un esposo cómplice y amistades que comparten esa visión. La veo acompañando a otras personas en su propio camino de salud, movimiento y consciencia.

¿Y sabes qué es lo único que me da miedo? No poder contagiar a tantos como quisiera con estas ganas de vivir bien.

Por eso cada decisión que tomo hoy se vuelve clave: el equilibrio entre entrenar y descansar, entre trabajar y pausar, entre el estrés inevitable y el descanso reparador. Comer sano la mayoría del tiempo, pero también disfrutar de esas pequeñas cosas que me hacen sonreír. Porque sé que esa Clem del futuro depende de la Clem que elige hoy.

Y tú… ¿cómo quieres sentirte en 20 años?

No te hablo de arrugas ni de canas. Te hablo de energía, de propósito, de cómo quieres levantarte cada mañana.

Porque envejecer, al final, no es un asunto de calendario, sino de consciencia.

  • ¿Quieres llegar a los 50 o 60 con un cuerpo que te limita… o con uno que te permite hacer lo que amas?

  • ¿Quieres sentirte apagada, cargando la vida, o sentirte ligera, agradecida y en movimiento?

  • ¿Quieres acumular arrepentimientos o acumular memorias?

El regalo que podemos darnos hoy

Cada cumpleaños trae consigo una oportunidad: mirarnos, escucharnos y decidir si el camino que llevamos es el que realmente queremos.

Por eso hoy quiero dejarte con esta invitación:Cuando llegue tu próximo cumpleaños —o incluso hoy, aunque no sea tu día—, regálate un momento para preguntarte:

✨ ¿Cómo quiero que sea mi vida dentro de 10 o 20 años?✨ ¿Qué decisiones pequeñas puedo tomar hoy para acercarme a esa versión de mí?✨ ¿Qué estoy dispuesta a soltar, y qué estoy dispuesta a empezar?

Porque al final, no se trata de sumar velas a un pastel, sino de encender fuegos dentro de nosotros.

Cierro con esto…

Yo no sé si “me estoy haciendo vieja”. Lo que sé es que me estoy haciendo consciente. Consciente de que cada año cuenta. De que el cuerpo es el único lugar que tenemos para vivir. De que las relaciones y los momentos valen más que cualquier calendario. De que el futuro se construye hoy.

Y quiero que cuando leas estas líneas no pienses en mi cumpleaños, sino en el tuyo. Quiero que te imagines cómo quieres sentirte en ese día: ¿con nostalgia, por lo que no hiciste, o con emoción por todo lo que aún te queda por crear?

Porque envejecer no es el fin. Es la prueba de que seguimos aquí. Y mientras estemos aquí, todavía podemos elegir.

🔥 Así que la próxima vez que soplemos una vela, que no sea solo para pedir un deseo. Que sea para comprometernos con la vida que queremos vivir.

Comentarios


bottom of page